Como bien sabemos en un cementerio siempre existirán sucesos paranormales los cuales se relacionan con "el más allá", debido a esto existen investigadores que se dan a la tarea de pasar una noche dentro de este camposanto para poder estudiar estos acontecimientos.
Una de las historias que más nos llamó la atención fue la de Ignacio Álvarez en donde nos narra uno de los sucesos que su tío vivió.
"Lo que les voy a contar me
lo platico uno de mis tíos quien vivió muy cerca del cementerio. Resulta que el
conoció a un cura del templo a quien le gustaba pasear por el cementerio de
noche. Era muy raro el que lo hiciera y mi tío y sus amigos que habían visto al
cura entrar al cementerio decidieron investigar el porqué. Con el tiempo mi tío
se enteró de que el cura tenía un secreto, le gustaba invocar a los espíritus.
En aquel entonces mi tío
tenía más o menos 14 años (ahora ya pasa de los 70), él y tres amigos más,
(todos de la misma edad más o menos) les gustaba irse cerca de la barda del
cementerio y simplemente pasar el rato ahí. Como muchos jóvenes de la época, si
nada que hacer en la casa, el estar con los amigos era la forma de pasar el
rato y divertirse. El estar con los amigos hasta las 11, 12, o 1 de mañana era
común (yo mismo hacia eso cuando tenía su edad) En una ocasión casi a la media
noche cuando ya se estaban despidiendo para irse todos a casa, vieron a una
figura humana quien traía consigo una lámpara de aceite, brincar la barda y
simplemente vacilando dijeron “ese cuate ya no sale vivo”. Esperaron como una
hora para ver si salía y si, efectivamente salió. Esa fue la
primera vez que vieron al cura brincar la barda. Esa noche se despidieron y
todos se fueron a casa.
Como a los tres días, había
luna llena y como siempre estaba mi tío con sus amigos cerca de la barda del
cementerio. Esta vez esperaban ver a la misma persona y esperaron
pacientemente. Cosas como esta eran muy intrigantes para ellos y además no
tenían nada más que hacer. Ya las dos noches anteriores habían esperado ver a
la misma figura pero no se presentó. Como dije, era noche de luna llena y la
luz de la luna hacia que las tumbas tuvieran un cierto resplandor que ellos ya
conocían por estar ahí tantas veces. Cerca de las doce de la noche vieron a lo
que parecía ser un monje vestido con su túnica y capucha tapándole la cabeza y
la cara. Aun cuando la luz de la luna era tan intensa, no podían ver desde su
escondite, quien era. La figura nuevamente brinco la cerca, esta vez todos
hicieron lo mismo pero esperando hasta que el hombre ya había brincado y
caminaba entere las tumbas.
Lo siguieron hasta el
centro del cementerio cerca de la capilla que ahí se encuentra y lo que vieron
los dejo, helados! El “monje” saco de una de sus mangas varias velas y las puso
en forma de estrella, ellos se dieron cuenta de que si trazaban líneas entre
las velas, estas crearían un pentagrama. Todos guardaban un silencio que era de
verdad espeluznante. Todos estaban absortos en lo que veían. El monje empezó a
invocar al demonio, lo hizo por más de 10 minutos pero nada paso. Por cierta
razón que solamente el sabia, paro en seco de lo que estaba haciendo y recogió
las velas y empezó el camino hacia la barda nuevamente. Mi tío y sus amigos
decidieron seguirlo y ver quien era o por lo menos donde vivía. El monje
caminaba rápidamente dirigiéndose hacia el templo del Saucito, al llegar a él
se destapo la cabeza y cuando llego al único foco que alumbraba la calle,
volteo hacia atrás, posiblemente sintiendo que mi tío y sus amigos lo seguían.
Cuando el volteo, todos estaban cerca pero escondidos atrás de lapidas sin
terminar que tallan fuera del cementerio. Todos vieron claramente la cara del
padre. Para cerciorarse, esa noche quedaron de ir a misa al día siguiente, no
importaba que no fuera domingo, ellos querían cerciorarse de que si era el
padre de la iglesia al que habían visto. Cuando la misa empezó vieron al padre,
y si, era él. El mismo que entraba al cementerio a invocar al demonio! El padre
se llamaba José Antonio, y la gente lo conocía como el padre Toño.
Ese día después de clase, todos se reunirán nuevamente fuera de
la escuela a donde asistían. Quedaron muy formalmente de verse nuevamente en la
noche y seguir nuevamente al padre. En la noche hicieron eso pero el padre
nunca apareció. Lo esperaron varios días y nada. Ya pensaban que el padre los
había descubierto y que por eso ya no lo volvería a hacer. Pero se equivocaron.
Como a las dos semanas el padre volvió, pero ahora ya no había luna llena.
Inclusive, el cementerio estaba tan oscuro como una boca de lobo.
Esa la noche por
una extraña razón hacia un frio tremendo, cosa que no se explicaban ellos pues
era el mes de Junio y nunca hace frio en ese mes, y si hacía, no era más que
algo ligero y con un suéter era más que suficiente para quitarse uno el frio.
Pero esa noche no, el frio calaba hasta los huesos y aun con sus chamarras no era
suficiente. Pero ahí estaban. Listos para seguir al padre y ver qué diablos
aria esta vez.
Cerca de la
media noche ya habían decidido retirarse, el frio era tremendo y nadie quería
seguir esperando pues ya se estaban congelando. Ya se iban a sus casas cuando
vieron la figura del padre, esta vez traía la misma lámpara de aceite pero
prendida, les extraño que la trajera prendida pues todas las veces que lo
habían visto, nunca lo hacía. Rápidamente se escondieron entre los arbustos que
se encontraban cerca de la pared. El padre ya estaba muy cerca de la barda
cuando uno de sus amigos le grito.
-“A donde va tan de prisa Padre Toño?”
El padre sin inmutarse simplemente les contesto.
-“A dar una caminata y rezar por las animas hijo”.
Y diciendo esto brinco la barda. Los chavalos esperaron un par de minutos y luego hicieron lo mismo. Quizás era la adrenalina cruzando por sus venas, ya que al hacer lo que estaban haciendo su cuerpo mismo la producía, ahora ya nadie tenía frio.
-“A donde va tan de prisa Padre Toño?”
El padre sin inmutarse simplemente les contesto.
-“A dar una caminata y rezar por las animas hijo”.
Y diciendo esto brinco la barda. Los chavalos esperaron un par de minutos y luego hicieron lo mismo. Quizás era la adrenalina cruzando por sus venas, ya que al hacer lo que estaban haciendo su cuerpo mismo la producía, ahora ya nadie tenía frio.
El padre
rápidamente se perdió entre las tumbas, pero ellos podían ver el resplandor de
su lámpara y así lo siguieron fácilmente. Esta vez no se dirigió a el centro
del panteón, se notaba que buscaba algo en especial por lo que se metía a cada
minuto más y más hacia la parte más oscura del cementerio. Cuando ya estaba en
la parte más oscura del cementerio, se acercó a una tumba en especial, en ese
momento cuando todos miraban atentamente al padre. Se apagó la lámpara de
aceite que traía consigo. El cementerio quedo a oscuras completamente, no podía
ni ver su mano enfrente de sus narices.
Entre ellos
discutieron si deberían ir en ayuda del padre. Ya de noche y tan
oscuro, el cementerio es un laberinto. En eso estaban cuando vieron la luz de
la lámpara nuevamente, la figura era exacta a la anterior y caminaba lentamente
hacia la puerta principal del cementerio, sin darse cuenta ellos estaban en su
camino. La figura pasó bastante cerca de ellos y uno de los amigos nuevamente
lo dijo.
-“Buenas noche padre Toño”
Pero esta vez no contesto. Llevaba la cara tapada con lo que parecía era un pañuelo y solamente se veía un destello medio verde o azul de la cara, (nunca pudieron ponerse de acuerdo o decidieron que color era el resplandor, algunos lo vieron verde otros azul y así lo afirmaban.)
Tengo que explicar que los muchachos iban de día a ver qué es lo que hacía el padre, y siempre dejaba algo pintado en el suelo, ya sea con gis o si era una tumba donde no había cemento, lo dejaba en la arena. Como siempre les parecía tan extraño lo que dejaba el padre, después de irse esa noche y despedirse todos. Decidieron ir temprano antes de clase nuevamente al lugar a ver que había dejado el padre. Las sorpresas de lo que dejaba eran intrigantes para ellos y esperaban encontrar algo igual, intrigante, sorprendente. Pero esta vez, al llegar en la mañana a la tumba donde se había parado el padre. No fue sorpresa, fue una impresión tremenda.
-“Buenas noche padre Toño”
Pero esta vez no contesto. Llevaba la cara tapada con lo que parecía era un pañuelo y solamente se veía un destello medio verde o azul de la cara, (nunca pudieron ponerse de acuerdo o decidieron que color era el resplandor, algunos lo vieron verde otros azul y así lo afirmaban.)
Tengo que explicar que los muchachos iban de día a ver qué es lo que hacía el padre, y siempre dejaba algo pintado en el suelo, ya sea con gis o si era una tumba donde no había cemento, lo dejaba en la arena. Como siempre les parecía tan extraño lo que dejaba el padre, después de irse esa noche y despedirse todos. Decidieron ir temprano antes de clase nuevamente al lugar a ver que había dejado el padre. Las sorpresas de lo que dejaba eran intrigantes para ellos y esperaban encontrar algo igual, intrigante, sorprendente. Pero esta vez, al llegar en la mañana a la tumba donde se había parado el padre. No fue sorpresa, fue una impresión tremenda.
La tumba era muy
extraña con escritura que parecía egipcia o algo parecido y la tumba estaba
partida en dos y las partes que la formaban estaban levantadas hacia arriba
como si algo hubiera salido de ella. Y junto a la tumba, el padre Toño, su
lámpara rota sin aceite pues todo se había escurrido hacia el
cemento. Todos pensaban que estaba muerto, pero en ese instante pego un gemido
que los hizo saltar hacia atrás. Rápidamente se acercarón a él para ver si lo
podía ayudar. El pobre hombre estaba helado. El pasarse toda la noche tirado en
el cemento y en una noche tan fría, podría causarle una pulmonía fulminante.
Uno de ellos fue hacia fuera del cementerio y en eso llagaba uno de los hombres
que están en la oficina, a duras penas le dijo lo del padre tirado y le pidió
que llamara a la ambulancia. Así fue, el hombre llamo a la ambulancia la cual
llego rápidamente y lo trasladaran al antiguo hospital del ferrocarril ya que
el central todavía no existía.
Una semana
después los amigos se reunieron nuevamente después de clase y supieron que el
padre todavía estaba en el hospital, decidieron ir a visitarlo. Al llegar al
cuarto donde estaba el padre Toño, se acercaron a su cama. El padre los vio y
sin previo aviso tomo a mi tío de la mano y con un reflejo de pánico en su cara
les dijo;
“Lo vi salir de la tumba, me rompió mi lámpara y mirándome a los ojos me dijo que era un enviado de satanás, no aguante más y me desmaye.”
A todos los
chavalos les recorrió un escalofrió por el cuerpo. Si no era el padre Toño,
¿quién era esa figura con capucha que paso junto de ellos? A los pocos meses el
padre Toño murió. Los amigos dejaron de irse a pasar el rato cerca de la pared
del cementerio. Uno de ellos se ahorco en su cuarto pues sus familiares
platicaron que “algo” lo seguía y en las noches lo asustaban continuamente. Los
demás dejaron de verse y mi tío termino yéndose a los Estados Unidos por muchos
años. Hasta la fecha jamás ha vuelto a ver a sus amigos ni lo desea tampoco. Hace
poco fue el al cementerio a buscar la tumba. Sabía exactamente donde estaba,
pero jamás la encontró."“Lo vi salir de la tumba, me rompió mi lámpara y mirándome a los ojos me dijo que era un enviado de satanás, no aguante más y me desmaye.”
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